jueves, 27 de abril de 2017

¿El mundo es una enorme Caja de Skinner?



El experimento de la caja de Skinner fue diseñado por el psicólogo Burrhus Frederic Skinner con el objetivo de estudiar el comportamiento animal, y más en concreto los mecanismos de aprendizaje asociativo. Y consiste básicamente en esto: se aísla al animal dentro de una caja, esta contiene un mecanismo (una palanca, por ejemplo) que asegura que el animal obtendrá alimento en caso de realizar la actividad que accione dicho mecanismo, así el animal aprende que si mueve la palanca obtendrá su recompensa.




En sus experimentos con ratas y palomas Skinner observó que estos aprendían rápidamente el truco, pero ¿qué pasaría si en lugar de darles alimento al mover la palanca o pulsar un botón, se les empieza a suministrar la recompensa en tiempos completamente aleatorios? Pues esto es precisamente lo que Skinner hizo, sus resultados fueron bastante reveladores: ¡los animales empezaron a establecer asociaciones falsas! Si una paloma estaba moviendo las alas y en ese momento -por mera casualidad- se le daba alimento, esta creía que había sido recompensada y pronto la paloma empezaba a mover las alas con tal de recibir alimento; así, se obtuvo toda clase de comportamientos supersticiosos, palomas volteando hacia la izquierda, otras hacia la derecha, arriba o abajo, dando vueltas en circulo, golpeando con su pico alguna parte de la caja, etc. Estos comportamientos, por su puesto, no eran los causantes de que recibieran el alimento, pero si la coincidencia se repetía algunas veces pues el animal seguía sus creencias y repetía el comportamiento una y otra vez. 




"Creo en Dios porque lo he experimentado en mi vida" "Él respondió mis oraciones y mi hijo se curó de cáncer" todos hemos escuchado afirmaciones similares alguna vez, y pienso que la razón de que las personas crean estas cosas es bastante simple: viven en una Caja de Skinner. En realidad, todos lo hacemos: la evolución ha dispuesto que el homínido que se encontraba merodeando durante la noche en la sabana y huía al escuchar un ruido detrás del arbusto (porque la experiencia previa y su instinto le decían que la causa era un depredador) era el que sobrevivía, aquellos individuos que no asociaban el estimulo con un probable peligro tenían menos posibilidades de sobrevivir que aquellos que sí lo hacían. Así que la selección natural fue fijando este comportamiento a través de las generaciones, pero ¿significaba esto que todo ruido y movimiento era porque había un depredador observándote siempre? Por su puesto que no, las causas podrían ser muchas, pero al igual que en el experimento de Skinner, son nuevamente la aleatoriedad y los estímulos los que condicionan nuestro aprendizaje asociativo, haciéndonos creer que X pasa porque Y hace esto (cuando en realidad es Z o W el causante). 

Y esto es lo que ocurre con los creyentes, cuando alguien enferma o tiene un problema, eleva una plegaria (porque ha sido adoctrinado en la idea de que hay un dios personal que interviene en cada aspecto de sus vidas) para pedir salud o ayuda, la mayoría de las enfermedades (incluso algunos tumores cancerígenos) suelen remitir por si solas al cabo de unos días (el cuerpo desarrolla mecanismos defensivos y neutraliza al agente causal, los medicamentos suministrados hacen su trabajo o ambas) y cuando la persona sana, cree que ha sido Dios quien la ha curado. En un universo indiferente, a veces ocurren cosas que nos benefician o perjudican, de las millones de personas que compran un boleto de lotería solo unas cuantas ganan, si durante el sorteo una de ellas reza y resulta ganadora creerá que ha sido Dios quien la ha bendecido, pero en realidad ha sido el mero azar y las leyes de la probabilidad las que han actuado. Vivimos en un mundo en el que no podemos controlar todo lo que pasa a nuestro alrededor y las causas de lo que nos ocurre casi siempre son desconocidas, la gente que elige creer en Dios simplemente está reflejando un comportamiento de aprendizaje asociativo creado por la selección natural en nuestro pasado evolutivo, al igual que las palomas en el experimento de Skinner, van por la vida asignando causas erróneas a las consecuencias. Desde los vikingos que gritaban durante los eclipses para ahuyentar a los lobos que "intentaban devorar al sol", pasando por los aztecas que descuartizaban cavidades torácicas humanas a diario para asegurarse de que saliera el sol, hasta el cristiano/catolico/judio/etc que reza para resolver sus problemas, todos son ejemplos del mismo fenómeno, todas las religiones son diferentes caras del mismo dado.





Si un avión con 400 pasajeros se estrella y solo sobrevive uno, este seguramente se creerá salvo a causa de la gracia de Dios y exclamará que ha sido parte de un milagro, pero ¿cómo le explicas a los familiares de los 399 muertos que esto ha sido un milagro? aquí es donde los creyentes hacen la siguiente pirueta: "todo forma parte del plan divino, los misterios de Dios son inescrutables, él sabe porque hace las cosas" o el típico "todo pasa por algo". Pues claro, todo pasa por algo, pero ese algo no es otra cosa mas que el mero azar, la casualidad y la causalidad conspirando juntas, siempre ocurrirán tragedias y las personas intentan encontrar consuelo en sus creencias, pero como alguna vez dijo Carl Sagan, ¿qué es mejor, creer algo solo porque nos hace sentirnos bien o captar el universo tal y como es en realidad? ¿qué actitud nos equipa mejor para sobrevivir a largo plazo? ¿qué nos da una mayor influencia sobre nuestro futuro? Y si nuestra ingenua autoconfianza queda socavada en el proceso ¿de verdad es tan grande la pérdida? ¿No hay motivo para darle la bienvenida como una experiencia que hace madurar e imprime carácter?

Gracias al método científico, al escepticismo y al pensamiento crítico, hemos sido capaces de sobreponernos a una enorme cantidad de desafíos, ¿qué habría pasado si en lugar de investigar el origen de las enfermedades simplemente hubiéramos aceptado que "mi vecina la bruja, a la que no le simpatizo, me lanzó un hechizo y por eso me enfermé" o "la voluntad de dios es inefable y nada podemos hacer por cambiarla"? seguramente no tendríamos la teoría microbiana de la enfermedad, no existirían los antibióticos, las vacunas, ni los miles de tratamientos que tantas vidas han salvado. 

Al quitarnos la venda de la fe, y al abrirle las puertas a la duda, nos liberamos y es esta libertad la que nos permite luchar por un mejor futuro para las generaciones venideras.

lunes, 24 de abril de 2017

LA CONFESIÓN EN EL DIARIO, EL DIARIO EN LA CONFESIÓN


CAPÍTULO I





25/08/2014

"Desde hace algunos días he luchado en vano para apartar esta idea de mi mente, pero entre más razono, menos razones encuentro para desecharla: La verdad es que, por la cantidad adecuada, sí mataría a alguien, todos tenemos un precio y el que diga que no, está mintiendo. Pero más allá del dinero (el cual aceptaría por ser un medio, más no por ser el motivo), creo que lo que en realidad me atrae es la idea de cometer el crimen perfecto; cuidar cada uno de los detalles, planificar con anticipación, resolver las dificultades que se te van presentando, manejar los tiempos, los sucesos anteriores -como un titiritero del destino, para converger en el acto final y ser capaz de otorgarle a alguien una muerte bella, elegante y lo suficientemente cautelosa como para no ser atrapado… No estoy diciendo que posea el derecho de quitarle la vida alguien, creo que nadie lo posee, ni siquiera los dioses (si es que existen), pero pienso que todos somos egoístas a nuestra manera, y sí tuviera la oportunidad de poder llevar a cabo un acto irremediable y salir impune, lo haría, es decir, solo imagina la cantidad de emociones nuevas que habría de experimentar, ser capaz de tomar un pequeño pedazo del futuro y manipularlo a mi gusto, además del suicidio no puedo pensar en un acto mayor de control absoluto. Y eso es todo… No veo porque un homicidio bien llevado a cabo no pueda ser considerado una obra de arte."


He desvanecido 28 vidas desde que escribí esto en mi diario, todas de maneras completamente distintas, en un arrebato de inspiración he compuesto una maravillosa sinfonía de dolor y muerte, he pintado el futuro con la sangre de mis víctimas y nada ha cambiado para mí, el motivo sigue siendo el mismo que escribiera aquella noche. 

Esta no es una historia sobre el detective que va tras el asesino en serie, la mayoría de asesinos suelen dejar una marca indistinguible que los caracterice como únicos, cual artista firmando su trabajo degüellan con una navaja de barbero, envenenan con alguna sustancia irrastreable pero única, posicionan los cuerpos en cierta postura o dejan algún objeto en la escena del crimen, pero yo no, a mí no me atrae el reconocimiento, prefiero ser un artista anónimo que controla todo desde las sombras, por el mero placer de hacer arte; he cuidado cada uno de mis pasos lo suficiente como para ser considerado un alma que se balancea en el limbo de la no existencia, como dije antes, esta no es la historia del gato que va tras el ratón, esta es la confesión del ratón anónimo que hace al gato caer en la trampa, que devora al perro de un bocado, que defeca en los alimentos, que destruye las vestiduras, que extermina a los humanos de la casa donde se refugia, que mata y que nadie nota jamás. Esta es mi confesión.

Continuará (tal vez)...

¡Hola Mundo!

La razón por la que he decidido crear este espacio no la tengo del todo clara, la verdad es que he empezado a escribir una serie de historias cortas, bueno, en realidad solo llevo la introducción de una, pero ha pasado mucho tiempo desde que escribí algo que en mi opinión fuera lo suficientemente interesante, y para celebrar la salida de un bloqueo creativo que duró casi año y medio pues empezaré a publicar lo poco o mucho que escriba a partir de ahora. El contenido puede (o no) ser muy variado, la periodicidad será muuuy discontinua, intentaré ir publicando a medida que vayan saliendo de mi mente los textos, pero no puedo prometer que no habré de de estancarme en algún momento dado, algunas historias irán enlazadas, otras no; tampoco puedo prometer que todos los textos serán buenos (lo que sea que eso signifique), la verdad es que solo escribiré para mi y si a alguien le gusta lo que plasme pues me alegrará, pero ese no es mi propósito, no me considero un buen escritor, pero lamentablemente me gusta escribir... Creo que otra de las razones por las que he decidido empezar esto es que, si no lo hago ahora, no lo haré nunca, este es quizá un intento de auto-obligarme a escribir, un intento por no dejar en las carpetas del olvido las ideas (buenas, malas o pésimas) que vengan a mi mente. Si hay alguien ahí afuera que desee acompañarme en esta travesía pues bienvenido, pero queda advertido: no puedo asegurar que este navío no se hundirá de un día para otro.